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lunes, 29 de marzo de 2010

Pero...dame una idea anda..

¡Ah!. ¡Ya sé!. Voy a escribir sobre los prejuicios que, si no me equivoco son algo que consiste en pre-juzgar. Y lo llamo algo por llamarlo de alguna manera. Porque tenerlos los hemos tenido todo el mundo. A decir verdad pocos quedan en la vida (qué filosófico está quedando esto…) que esperen a opinar hasta conocer las entrañas del otro. Sí, el otro. El otro que es tal, que es cual; porque fíjate que pintas; porque si es tonto es tonto, qué le vamos a hacer; ¿es que no te miras al espejo? Pues eso, los prejuicios son lo peor que se ha inventado en la historia de la humanidad. Voy a aplicarme el cuento.




Porque en el fondo a mí me gusta inventarme las historias de la gente que no he visto en mi vida, pero sólo por aburrimiento con su entretenimiento para saciar: “Mira, ese de ahí tiene 29 años, estudió geografía pero le fue mal, se puso a trabajar de fontanero y ahora es dueño de una multinacional de alto standing.” Y cómo camina sé de su vida, poco más. Así que ya ves, los prejuicios también tienen su morbo. El problema viene luego, cuando esa morbosidad se convierte en comentarios abismalmente despectivos que, a los apóstoles y a los santos pido, jamás escuche sobre mi persona, gracias. O amén.






Por mi culpa, por mi culpa; por mi gran culpa.

domingo, 28 de marzo de 2010

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

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Navegando por internet he encontrado este poema cuya creación se le atribuye a Borges, sin embargo, parece tratarse de un error ya que no pertenece a él. Supongo que empezaría a expandirse la equivocación y así se ha quedado.
Si os interesa os dejo el link donde he encontrado la información, aunque no sea demasiado reveladora.


http://www.rompecadenas.com.ar/instantes.htm

martes, 23 de marzo de 2010

Apareces y desapareces a tu antojo, sin dar explicaciones, disfrazada de razones que a veces son sostenibles, pero que otras tantas son incomprensibles. Me gritas tanto que me haces querer correr y esconderme en algún lugar donde no puedas encontrarme, pero siempre lo consigues y llenas mi corazón de desesperanza, me sucumbes para que acabe aceptando tu insoportable compañía.
En otras ocasiones no dices ni una sola palabra, tu expresión actúa sobre mi piel como cuchillas afiladas. Me miras con ojos inexpresivos, impenetrables, imposibles de descifrar. No aguanto la insoportable levedad de tu ser.
Te satisface verme rendida a tus pies, pero yo se que no es eso lo que más ansías, no quieres que suplique que me dejes de ahogar, prefieres que esté sometida a tí, sin posibilidad de merecer otra cosa.
Sin embargo, no existe la perfección y tú no acabas de ser perfecta. Algo tiene que llamar tu atención, porque cuando he perdido la noción del tiempo y ya ni recuerdo por qué estoy en esa situación, levanto la mirada y tú no sigues ahí. En tu lugar una mano roza la punta de mis dedos y me invita a mirar a la cegante luz del sol.
Lo siento, nunca conté con que fuéramos amigas, soledad.

sábado, 6 de marzo de 2010

¡Conjugue el verbo disfrutar!

En días como los de hoy, llueve, llueve, llueve...pero saldrá el sol, ¿no? Eso al fin y al cabo es lo que todos deseamos, ver la luz. Salimos de sentimientos oscuros, vanos y quizás hipócretas, ellos mismos nos engañan, con historias mal avenidas, nos impiden ver la luminosidad de nuestros pensamientos más deseados, de lograr esa estabilidad emocional, que con el paso del tiempo...el tiempo...que dicen pone todo en su sitio, y hoy, ahora puedo afirmar, que gran verdad es, y por lo tanto, caminamos, hacia esa luz tan brillante y espléndida que nos traerá grandes y mejores pensamientos y aptitudes, sentimientos con los que enfrentarnos a...a la vida, quitemonos esas gafas de sol oscuras con las que nos ocultamos, y abramos los ojos, miremos al cielo, cerremos los ojos y pensemos en ese día soleado con la brisa acariándonos el rostro, respiremos hondo y soltemos aire lentamente...y sin esfuerzo alguno, dibujaremos una sonrisa en nuestros labios, celebrando ese bienestar interior, descolchemos la botella de champán y bebamosla toda, toda, sorbito a sorbito, saboreando cada trago, cada gota y dejemos de buscar ese tapón con el que pretendemos ser perfectamente elocuentes y perfectos, dejemos salir esa espuma y brindemos, estamos aquí para algo ¿no?, a por ello, señores.



Y a deshora sale un sol alumbrado una esquina y alegrándome el día...