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martes, 24 de agosto de 2010

"Nada, decir que..."

Si lo pensais, estareis conmigo de acuerdo en que los medios de comunicación representan uno de los principales poderes que existen hoy en día. ¿Por qué? Porque crean una realidad que nos engloba a todos y de la cual difícilmente podemos escapar. Y es lógico, porque cuando un medio difunde una noticia, tenemos que pensar que ese acontecimiento ha sido elegido entre otros muchos, por su relevancia o el interés que pueda crear, sea lo que sea; y después, para convertir el acontecimiento en noticia, se trabaja con la información; seleccionándola, recortándola, matizándola y exponiéndola. Por tanto, nuestro conocimiento acerca del mundo está basado en aquello que nos quieren mostrar, que puede asemejarse más o menos a la realidad. Este es un tema del que podríamos hablar párrafos y párrafos, porque realmente es increíble lo que podríamos extraer con tan solo pararnos a pensarlo. Pero no es en lo que me quiero centrar, así que seguiremos dando pinceladas para abrir nuestra imaginación.
Por otra parte, centrándonos en los medios visuales, podemos decir que nos encontramos ante un fenómeno que rompe con las relaciones sociales y modifica nuestros comportamientos. En primer lugar, rompe con las relaciones sociales porque nos pasamos horas delante del televisor, escuchando hablar a personas ajenas a nosotros con las que nos identificamos pero las que no conocen de nuestra existencia, y deseamos conocerlas aunque ellas a nosotros no. Mientras, dejamos a un lado las relaciones reales, las conversaciones reales, el contacto real, pues observamos imágenes virtuales en el salón sin pronunciar una palabra con las personas reales que nos acompañan.
En segundo lugar, a mí se me ocurre que modifican nuestro comportamiento en el mismo instante en el que aguantamos 20 minutos sin ir al servicio esperando a que lleguen los "anuncios".
Además de todo esto y volviendo al tema de que constituye un gran poder, quisiera señalar la importancia que tienen los medios en cuanto a la lengua. Todos, y especialmente los niños, pasamos horas y horas delante de un televisor, leemos el periódico y navegamos por internet, construyendo nuestra gramática... ¡Nuestra forma de expresarnos de forma escrita y oral!. Por tanto, los medios se convierten en nuestros maestros de lengua y poco se puede hacer para evitar los "piezazos", porque se extienden rápidamente y ya puede decir la RAE misa, que la norma consuetudinaria (lo que se hace normal entre los hablantes) no hay Dios que vaya contra ella. Así que nos encontramos de frente con unos cuantos incompetentes que se creen "muy cultos" inventando expresiones que no tienen sentido o son agramaticales, tales como "por tanto, decir que..." o "tema a tratar". Y todos salimos perjudicados.
Con todo esto, quiero decir que los medios y los periodistas tienen una gran responsabilidad con la sociedad, en todos los aspectos, y este debe y es uno de los principios del periodismo.
Y aunque yo no soy periodista aún ni tampoco la RAE y me equivoco también, como creo que lo que digo tiene una base sólida y todos podemos ayudar, para quien no lo sepa o le interese comentaré a continuación una de las expresiones que más oimos hoy en día: "violencia de género".
Tenemos que empezar explicando que hoy en día nuestra lengua se considera sexista. ¿Por qué?
- Porque descubrimos que la forma masculina en muchas ocasiones sirve para designar tanto a lo masculino como a lo femenino, pero no al contrario, la femenina para designar al femenino y masculino.
- Porque aún es problemático el uso de femeninos para nuevas profesiones, tales como "la médica", ya que antiguamente muchos nombres de profesiones en femenino designaban a "la mujer de". Por eso, muchas profesionales consideran más prestigioso el uso del masculino, aunque poco a poco va cambiando la tendencia gracias a la "transparencia semántica", que también nos lleva a equivocaciones tales como "miembros y miembras".
- Porque muchos femeninos poseen carácter peyorativo, tales como lagarta, zorra o verdulera.

Sin embargo, estas críticas y argumentos están basados en una confusión entre sexo y género, que pertenecen a distintos planos: el de la realidad y el de la gramática. Por eso, para contrarrestar esos argumentos, tenemos que saber que no existe un paralelismo estricto entre cultura y lengua, por lo que no es necesario que la lengua refleje en todos los casos las novedades socioculturales. Y que no hay correlación necesaria entre sexo y morfología de la lengua (como ocurre con los sustantivos inanimados, que pueden ser masculinos o femeninos por etimología, por ejemplo).
Con estas bases más o menos para centrarnos, podemos decir que el origen de la confusión entre los términos género y sexo puede encontrarse en la Conferencia Mundial sobre la Mujer. En la documentación que se tradujo del inglés al español, la palabra "gender" se vertió al español como "género" en sintagmas como "violencia de género". Quizá la razón por la que se tradujo como "género" y no como "sexo" se deba a que esta expresión es una traducción directa del inglés, lengua que rechaza la palabra "sex" por pudor. Pero en nuestra lengua "violencia sexista" no tiene connotaciones impúdicas, por lo que sí se puede utilizar y ayudaría a diferenciar entre "sexo" y "género", que tantos problemas da.
Por tanto, la RAE pide que se empleen otras expresiones como violencia contra la mujer, según quien sea y la situación del referente, puesto que la otra manera es una mala traducción y nos hace olvidar que, ¡las palabras tienen género y no sexo y los seres vivos tienen sexo y no género!.

Con esto concluyo, que no soy gramática y tampoco quiero ponerme "pesá", advirtiendo que existe la posibilidad de que alguna expresión en este texto esté mal, ¡que yo también veo la televisión y leo el periódico!

miércoles, 11 de agosto de 2010

Con el tiempo.

"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale, y uno aprende y aprende...
y con cada día aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado solo por amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicadas al cuadrado.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprendes que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...

Anónimo.

jueves, 5 de agosto de 2010

Once minutos.

Creo que lo mejor de los libros no es las historias que cuentan, sino las interpretaciones que hacemos de ellas y cómo nos cobijan cuando nadie más puede, cuando buscamos a alguien que nos comprenda y es imposible; cuando necesitamos una vía de escape en nuestra vida. Supongo que por eso me gusta escribir, porque me permite una doble posibilidad: a la vez que saco fuera de mí mis propios fracasos, mis alegrías o mis frustraciones, consigo crear una vía de escape para quien me lee, que se siente identificada aunque nuestras historias sean totalmente opuestas. Cree en ello porque necesita creer en algo, porque está perdida o confusa y quiere sentir que existen más personas que se sienten igual que ella. Ocurre con todo aquello que siendo ajeno a nosotros nos hace sentirlo nuestro, como la música. Y eso es lo que a mí me parece misterioso y bello.

Como complemento a todo esto, solo me gustaría mencionar algunas ideas que he extraído de un libro que ayer mismo terminé y del que ya dejaba algunas pinceladas en la entrada anterior. Se trata del libro "Once minutos", de Paulo Coelho.

El libro cuenta la historia de una chica brasileña que decide trabajar como prostituta por su cuenta y riesgo en Suiza, guiada por una serie de decisiones erróneas que la llevan hasta allí, sin darse cuenta de que su futuro, realmente, está en sus manos, y que las decisiones no las toma el destino por ella, sino que en su mano está realizar sus sueños.
Como he dicho anteriormente, los libros son mágicos porque nos permiten crear nuestras propias interpretaciones, y así lo he hecho yo con este. Y es que, ¿acaso no es nuestra vida así? A veces (muy a menudo) tengo la sensación de que ignoramos que tenemos en nuestras manos la capacidad para ser felices, pero casi siempre dejamos escapar las oportunidades porque nos da miedo afrontar cambios, porque es más fácil someternos a lo que ya conocemos. Lo malo es que la vida no es como nos la han contado, y es una gran mentira que los sentimientos no se pueden controlar. Sí que se pueden controlar, modificar, someter, reprimir. No tenemos más que pensar en todos los momentos que hemos dejado pasar, todos los abrazos que no hemos llegado a dar, las palabras que jamás dejamos salir, las lágrimas que nadie vio nunca. El problema es que eso es lo que nos hace ser más inseguros y menos felices, controlar nuestros sentimientos, es lo que nos desgasta por dentro. El mismo hecho de saber que el destino no lo controla nadie ni nada por nosotros, somos nosotros los que construimos nuestro futuro, los que sentamos las bases de nuestra existencia; pero nos cohibe el miedo, nos aterra ser felices, por paradójico que suene. El ser humano es inseguro por naturaleza.

Nuestra vida, en algunos momentos, es como la de esa chica que tomó mal sus decisiones y pensó que no había marcha atrás, sin darse cuenta de que la vida, ya de por sí, nos regala un amplio abanico de oportunidades.