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lunes, 27 de junio de 2011

Te deseo.

"Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar. Te deseo también que tengas amigos y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos hay uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro. Te deseo además que seas útil, mas no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede nada más, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros. Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros. Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana. Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices. Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, sentirás bien por nada. Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol. Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío", solo para que quede claro quien es el dueño de quien. Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable. Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre amor para recomenzar. Si todas estas cosas llegaron a pasar, no tengo nada más que desearte.
Víctor Hugo.

domingo, 15 de mayo de 2011

Sincronizo mente y subconsciente.
Evado el despertar, hago de mis sueños
mis deseos;
hago de mis deseos un secreto oculto.
La noche me devuelve a la vida.
Mis sueños son mi realidad,
mis mañanas son mi fantasía.

domingo, 13 de febrero de 2011

"El Gran Dictador"

Lo siento.
Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oirme, les digo: no deseperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de homres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá. Soldados. No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir. Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina. Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos. Soldados. No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El el capítulo 17 de San Lucas se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres..." Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravilosa aventura. En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. Soldados. En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

"Insisto. Habría sido magnífico fugarnos, pero tú eres un cobarde, y prefieres quedarte con Carmina y el niño horrendo. Allá tú. Iré a tu Conferencia porque así te lo prometí, pero en cuanto hayas terminado de marearnos a todos con lo de la estructura mítica del héroe, vaya rollo, créeme que desapareceré de tu vista como ya hice hace cinco años, y serán otros cinco o seis los que estarás sin verme, mi querido charlatán nocturno. Qué mal lo pasarás sin verme, todos tus días serán como hoy, como esta mañana: yo, por ejemplo, en la puerta de tu casa, y tú sin enterarte ni poder verme. Muy cerca el uno del otro, pero también más lejos imposible."

Extraña forma de vida.- Enrique Vila-Matas

jueves, 23 de diciembre de 2010

Ambos.

La pareja no nos salva de nada, no debería salvarnos de nada.
Muchas personas buscan pareja como medio para resolver sus problemas.
Creen que una relación íntima los va a curar de sus angustias, de su aburrimiento, de su falta de sentido.
Esperan que una pareja llene sus huecos. ¡Qué terrible error!
Cuando elijo a alguien como pareja con estas expectativas, termino inevitablemente odiando a la persona que no me da lo que yo esperaba.
¿Y después? Después quizás busque a otra, y a otra, y a otra... o tal vez decida pasarme la vida quejándome de mi suerte.


La propuesta es resolver mi propia vida sin esperar que nadie lo haga por mí.
La propuesta es, también, no intentar resolverle la vida al otro.
Encontrar a otro para poder hacer un proyecto juntos, para pasarlo bien, para crecer, para divertirnos, pero no para que me resuelva la vida.
Pensar que el amor nos salvará, que resolverá todos nuestros problemas y nos proporcionará un continuo estado de dicha o seguridad, solo nos mantiene atascados en fantasías e ilusiones y debilita el auténtico poder del amor, que es transformarnos.
Y nada es más esclarecedor que estar con otro desde ese lugar, nada es más extraordinario que sentir la propia transformación al lado de la persona amada.


En vez de buscar refugio en una relación, podríamos aceptar su poder de despertarnos en aquellas zonas en que estamos dormidos y donde evitamos el contacto desnudo y directo con la vida.
La virtud de ponernos en movimiento hacia adelante mostrándonos con claridad en qué aspecto debemos crecer.


Para que nuestras relaciones prosperen, es menester que las veamos de otra manera; como una serie de oportunidades para ampliar nuestra conciencia, descubrir una verdad más profunda y volvernos humanos en un sentido más pleno.


Y cuando me convierto en un ser completo, que no necesita de otro para sobrevivir, seguramente voy a encontrar a alguien completo con quien compartir lo que tengo y lo que él tiene.


Ese es, de hecho, el sentido de la pareja.
No la salvación, sino el encuentro.
O mejor dicho, los encuentros.


Yo contigo.
Tú conmigo.
Yo conmigo.
Tú contigo.
Nosotros, con el mundo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte? 

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende. 

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son. 


Calderón de la Barca. "La vida es sueño"

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los contrastes de mi vida.

Hoy voy a confesar uno de los rasgos más caracterizadores de mi personalidad: cuando mi mente no está realizando una actividad que implique demasiada concentración, tiene la manía de cuestionar absolutamente todo lo que le rodea para hacerlo maravilloso o, por el contario, desestimarlo llegando, incluso, a aborrecerlo. No suelo ser imparcial ante casi nada y mucho menos ante las realidades sociales.
En ese afán mío por intentar comprenderlo todo, no puede faltar una profunda reflexión acerca de las relaciones interpersonales, porque me fascinan.
Mi concepción acerca de dichas relaciones se puede resumir en una división en dos: aquellas que se establecen en tu vida por el contexto en el que te encuentras, y esas otras que surgen de forma espontánea, sin esperarlas, sin forzarlas a que florezcan.
Las primeras suelen ser la mayoría de las amistades que disfrutamos a lo largo de nuestra vida pero que suelen implicar una contextualización y duración determinada. Es así porque fuera de ese contexto no hay nada más. No llegan a ser autoimpuestas, pero sí forzadas en gran medida. Y no por ello significa que debamos evitarlas, dejarlas a un lado o no disfrutar de ellas, porque en parte también nos enseñan aspectos importantes de la vida y de nosotros mismos. Todas las situaciones implican un afianzamiento de nuestra personalidad, y ya solo por eso merece la pena.  No podemos desecharlas porque la mayor parte de nuestro tiempo lo compartimos con este grupo de personas, y esa es la razón primera por la que en un momento exacto de nuestra trayectoria los llamemos “amigos” y así sintamos que lo son.
Sin embargo, la vida no es un trayecto inmutable y su heterogeneidad es la que nos enseña la verdadera realidad de dichas relaciones, y es triste que después de un tiempo se mantienen precisamente por la nostalgia de un pasado compartido y que marcará en qué quedará todo: en un recuerdo feliz. Y es que, “yo soy yo y mis circunstancias”, pero si cambian mis circunstancias, cambia mi yo.
Es por esta concepción algo pesimista, que en ningún caso pretende desprestigiar a aquellos que optan por este tipo de relaciones, que establezco un segundo grupo de conexiones sociales mucho más importantes bajo mi perspectiva, pero que en muchas ocasiones se dejan pasar por alto. Me refiero, sin duda, a las relaciones que establecemos con aquellas personas que son inmensamente especiales. Relaciones como el amor, por ejemplo, pero también otras no tan obvias.
Creo que para poder compartir conmigo esta visión de la amistad hay que partir de un sentimiento poco realista del yo (y sus implicaciones) y de una necesidad, y es la de buscar en la otra persona una visión y unas experiencias no vividas por uno mismo. La necesidad de escuchar horas y horas a la otra persona, dejándote sorprender por todo eso que no entraba dentro de tu concepción acerca de la vida; convirtiendo, sin darte cuenta, sus palabras en tu conciencia, sus aspiraciones en tus mejores deseos, su vida en parte de la tuya.
Y sin darte cuenta te sientes orgulloso porque formas parte de su vida y os hacéis cómplices de los fracasos y, sobre todo, de las victorias. Sí, eso es lo más importante, porque un mínimo de cariño permite sentir lástima, pero abrazarla por haber logrado una meta implica abandonar por completo la naturaleza envidiosa del ser humano. Y es tan difícil lograrlo, que ¡cómo desaprovechar la oportunidad cuando la tenemos ante nuestros ojos! Pero así es, las desaprovechamos, porque la vida nos suele poner trabas para ello. Nos oculta lo que realmente nos hace felices mediante obstáculos superfluos, con una burda máscara que tememos quitar. ¡Qué ingenuo es el ser humano y qué miedo más absurdo sentimos por las cosas que merecen la pena!
Lo difícil no es saber diferenciar entre un buen amigo y otro pasajero, lo complicado es darnos cuenta que la riqueza de una amistad radica en los contrastes, aunque sean muy "llamativos", mientras exista una irrepetible complicidad.

Hoy escribo esta entrada reivindicando la belleza de las relaciones humanas, uno de los procesos más hermosos de esta vida y sin duda el más complejo y místico de nuestra existencia. Escribo esta entrada para agradecer a mi mente que lo cuestione todo, pues con su ayuda disfruto de unos "llamativos contrastes" con los que compartir mi vida.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El concepto trágico del amor.

Regálame la clave exacta para quererte en tu justa medida, para no sobrepasarme ni quedarme corta. Porque tú eres así, exacta, sin dar cabida a la originalidad, a la espontaneidad.
Eres el reflejo de mi confianza, de esa que nunca tuve en mí, pero tú eres demasiado exacta y te conformas sólo con que te quiera. Yo no quiero quererte, yo quiero ser especial siempre y que tú lo seas para mí. Pero no das cabida a la originalidad. Entiende que yo soy obsesiva y no puedo cambiar; yo quiero hasta reventar o no llego a querer. Y te quiero hasta un grado supremo. ¿Es ese el problema, verdad?
Ya sé que soy injusta contigo, pero sino lo sería conmigo, y mi grado de egoísmo aún no me permite auto mentirme para agradarte. Pero no te preocupes, puedo entenderte si eso es lo que necesitas.

Representas mi lucha por intentar renovarme, un concepto, una frustración, una ruptura de expectativas. Sí, sobre todo eso, has destrozado mis expectativas. Siento ser así y siento que tú seas todo eso. Todo sería mucho más fácil si esa utopía de que el ser humano es racional fuera cierta. Pero las actitudes de mi persona no son lógicas, ni de la tuya.

Igualmente te agradezco que me quieras.
Si el amor es racional, tú eres ilógica; si el amor es irracional, tú eres demasiado lógica.
El concepto trágico del amor en todas sus vertientes, no pasional. Amor a una madre, amor a un amigo, amor a un amor; amor a ti. El egoísmo del amor, el amor abstracto.
AMOR, AMOR, AMOR. La vida es amor y no existe otra razón para la existencia humana.

"Que una persona no nos quiera como esperamos no significa que no nos quiera con toda su alma..."

lunes, 8 de noviembre de 2010

Salvajes.

[...]
Comisario. He estado pensando mucho estos días en lo que hablamos de estos chicos... No sólo por lo que le ha pasado a su sobrino, sino por todo. Tal vez usted tenga algo de razón y los hayamos ido haciendo así... No sé...
Berta. ¿Lo está usted diciendo de verdad o sólo por darme la razón, como a los borrachos?.
Comisario. De verdad.
Berta. Entonces eso de que "han nacido así..."
Comisario. Usted gana. Aunque no sé si con eso cambiamos algo...
Berta. No, pero por lo menos que no se crean que somos tontos los que han llenado este mundo de basura y luego se extrañan de que salgan ratas. Por lo menos, hay que gritarlo a los cuatro vientos, para que la gente se entere.
Comisario. La vida es así, desgraciadamente. Que la gente se entere o no, no sé si sirve de mucho.
Berta. No. La vida no tiene por qué ser así. La vida la hacen así aquellos a los que les viene bien. Cuando te das cuenta de que la vida se te acaba... por la edad... o las enfermedades, empiezas a ver lo inútil que ha sido nuestro paso por aquí, si sólo hemos dejado mentiras, egoísmos, violencia...
Comisario. Y usted cree que porque nos pongamos a gritar eso va a cambiar?.
Berta. Depende de lo altos que sean los gritos. El día que todos los desgraciados de la tierra se pongan a gritar juntos, le aseguro que el grito se oirá de uno a otro lado del mundo.
[...]

"Salvajes". José Luis Alonso de Santos.

Y como diría una buena amiga... "educación, educación y más educación..."





jueves, 23 de septiembre de 2010

La Reina del Drama

La reina del drama sabe que la observan, tras los agujeros de las persianas de su calle, las miradas gritan "está perdida, cualquier día...". Pero ella, con el vestido roto y el abrigo casi por las rodillas, mantiene la cabeza lo más alta posible y camina decidida hacia el portal como si nada estuviese pasando. Quiere olvidarlo todo, como hace cada mañana cuando despierta y piensa " hoy sí sera distinto". Pero ya no sabe si creérselo, ya no es ninguna niña. Abre la nevera buscando algo, sin saber el qué. Y se queda parada un buen rato pensativa, intentando comprender por qué su nevera estaba organizada hasta tal extremo que los alimentos se disponían en orden ascendente de calorías, que todos llevaban su correspondiente etiqueta escrita impecablemente a mano indicando cuántas veces podía tragar ese alimento esa semana para no ganar un sólo gramo. Cerró, con la mente en blanco y a su espalda encontró sus discos ordenados alfabéticamente junto a una lista que los ordenaba también por cronología, fecha de adquisición, color de la portada... ¿por qué su vida no era así?, buscó todas las explicaciones posibles a tantas preguntas... Había estado rodeada de tantas manías y obsesiones enfermizas de orden y perfeccionismo, que se dejó su vida en el camino, convirtiéndola en un caos. Un caos rodeado de orden estricto y cuadriculado al milímetro, todo estaba planeado. No había nada torcido, salvo su estado de ánimo. La habían tratado como a una puta cualquiera y ella se había dejado tratar así, ¿lo era?, nunca fue su intención, pero sí, sus errores y su afán, de lograr todo al extremo absoluto, la arrastraron allí. Eso ya no importa, sólo quiere que todo termine. Quiere cerrar los ojos de cualquier manera, y no pienso describir los detalles escabrosos de su muerte.
Por lo menos diré que su recuerdo no pasará de largo de inmediato. Los nuevos inquilinos de aquel piso se han ganado todos los cuchicheos del barrio, dejando en el olvido a la pobre reina del drama, pero el camarero, que le servía Martini cada noche sin dejar de mirarla un sólo segundo en el proceso, nunca deja de preguntarse qué habrá pasado con aquella furcia del lunar postizo. Casi todo tiene final y los finales casi siempre tienen moraleja.

martes, 24 de agosto de 2010

"Nada, decir que..."

Si lo pensais, estareis conmigo de acuerdo en que los medios de comunicación representan uno de los principales poderes que existen hoy en día. ¿Por qué? Porque crean una realidad que nos engloba a todos y de la cual difícilmente podemos escapar. Y es lógico, porque cuando un medio difunde una noticia, tenemos que pensar que ese acontecimiento ha sido elegido entre otros muchos, por su relevancia o el interés que pueda crear, sea lo que sea; y después, para convertir el acontecimiento en noticia, se trabaja con la información; seleccionándola, recortándola, matizándola y exponiéndola. Por tanto, nuestro conocimiento acerca del mundo está basado en aquello que nos quieren mostrar, que puede asemejarse más o menos a la realidad. Este es un tema del que podríamos hablar párrafos y párrafos, porque realmente es increíble lo que podríamos extraer con tan solo pararnos a pensarlo. Pero no es en lo que me quiero centrar, así que seguiremos dando pinceladas para abrir nuestra imaginación.
Por otra parte, centrándonos en los medios visuales, podemos decir que nos encontramos ante un fenómeno que rompe con las relaciones sociales y modifica nuestros comportamientos. En primer lugar, rompe con las relaciones sociales porque nos pasamos horas delante del televisor, escuchando hablar a personas ajenas a nosotros con las que nos identificamos pero las que no conocen de nuestra existencia, y deseamos conocerlas aunque ellas a nosotros no. Mientras, dejamos a un lado las relaciones reales, las conversaciones reales, el contacto real, pues observamos imágenes virtuales en el salón sin pronunciar una palabra con las personas reales que nos acompañan.
En segundo lugar, a mí se me ocurre que modifican nuestro comportamiento en el mismo instante en el que aguantamos 20 minutos sin ir al servicio esperando a que lleguen los "anuncios".
Además de todo esto y volviendo al tema de que constituye un gran poder, quisiera señalar la importancia que tienen los medios en cuanto a la lengua. Todos, y especialmente los niños, pasamos horas y horas delante de un televisor, leemos el periódico y navegamos por internet, construyendo nuestra gramática... ¡Nuestra forma de expresarnos de forma escrita y oral!. Por tanto, los medios se convierten en nuestros maestros de lengua y poco se puede hacer para evitar los "piezazos", porque se extienden rápidamente y ya puede decir la RAE misa, que la norma consuetudinaria (lo que se hace normal entre los hablantes) no hay Dios que vaya contra ella. Así que nos encontramos de frente con unos cuantos incompetentes que se creen "muy cultos" inventando expresiones que no tienen sentido o son agramaticales, tales como "por tanto, decir que..." o "tema a tratar". Y todos salimos perjudicados.
Con todo esto, quiero decir que los medios y los periodistas tienen una gran responsabilidad con la sociedad, en todos los aspectos, y este debe y es uno de los principios del periodismo.
Y aunque yo no soy periodista aún ni tampoco la RAE y me equivoco también, como creo que lo que digo tiene una base sólida y todos podemos ayudar, para quien no lo sepa o le interese comentaré a continuación una de las expresiones que más oimos hoy en día: "violencia de género".
Tenemos que empezar explicando que hoy en día nuestra lengua se considera sexista. ¿Por qué?
- Porque descubrimos que la forma masculina en muchas ocasiones sirve para designar tanto a lo masculino como a lo femenino, pero no al contrario, la femenina para designar al femenino y masculino.
- Porque aún es problemático el uso de femeninos para nuevas profesiones, tales como "la médica", ya que antiguamente muchos nombres de profesiones en femenino designaban a "la mujer de". Por eso, muchas profesionales consideran más prestigioso el uso del masculino, aunque poco a poco va cambiando la tendencia gracias a la "transparencia semántica", que también nos lleva a equivocaciones tales como "miembros y miembras".
- Porque muchos femeninos poseen carácter peyorativo, tales como lagarta, zorra o verdulera.

Sin embargo, estas críticas y argumentos están basados en una confusión entre sexo y género, que pertenecen a distintos planos: el de la realidad y el de la gramática. Por eso, para contrarrestar esos argumentos, tenemos que saber que no existe un paralelismo estricto entre cultura y lengua, por lo que no es necesario que la lengua refleje en todos los casos las novedades socioculturales. Y que no hay correlación necesaria entre sexo y morfología de la lengua (como ocurre con los sustantivos inanimados, que pueden ser masculinos o femeninos por etimología, por ejemplo).
Con estas bases más o menos para centrarnos, podemos decir que el origen de la confusión entre los términos género y sexo puede encontrarse en la Conferencia Mundial sobre la Mujer. En la documentación que se tradujo del inglés al español, la palabra "gender" se vertió al español como "género" en sintagmas como "violencia de género". Quizá la razón por la que se tradujo como "género" y no como "sexo" se deba a que esta expresión es una traducción directa del inglés, lengua que rechaza la palabra "sex" por pudor. Pero en nuestra lengua "violencia sexista" no tiene connotaciones impúdicas, por lo que sí se puede utilizar y ayudaría a diferenciar entre "sexo" y "género", que tantos problemas da.
Por tanto, la RAE pide que se empleen otras expresiones como violencia contra la mujer, según quien sea y la situación del referente, puesto que la otra manera es una mala traducción y nos hace olvidar que, ¡las palabras tienen género y no sexo y los seres vivos tienen sexo y no género!.

Con esto concluyo, que no soy gramática y tampoco quiero ponerme "pesá", advirtiendo que existe la posibilidad de que alguna expresión en este texto esté mal, ¡que yo también veo la televisión y leo el periódico!

miércoles, 11 de agosto de 2010

Con el tiempo.

"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale, y uno aprende y aprende...
y con cada día aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado solo por amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicadas al cuadrado.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprendes que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...

Anónimo.

jueves, 5 de agosto de 2010

Once minutos.

Creo que lo mejor de los libros no es las historias que cuentan, sino las interpretaciones que hacemos de ellas y cómo nos cobijan cuando nadie más puede, cuando buscamos a alguien que nos comprenda y es imposible; cuando necesitamos una vía de escape en nuestra vida. Supongo que por eso me gusta escribir, porque me permite una doble posibilidad: a la vez que saco fuera de mí mis propios fracasos, mis alegrías o mis frustraciones, consigo crear una vía de escape para quien me lee, que se siente identificada aunque nuestras historias sean totalmente opuestas. Cree en ello porque necesita creer en algo, porque está perdida o confusa y quiere sentir que existen más personas que se sienten igual que ella. Ocurre con todo aquello que siendo ajeno a nosotros nos hace sentirlo nuestro, como la música. Y eso es lo que a mí me parece misterioso y bello.

Como complemento a todo esto, solo me gustaría mencionar algunas ideas que he extraído de un libro que ayer mismo terminé y del que ya dejaba algunas pinceladas en la entrada anterior. Se trata del libro "Once minutos", de Paulo Coelho.

El libro cuenta la historia de una chica brasileña que decide trabajar como prostituta por su cuenta y riesgo en Suiza, guiada por una serie de decisiones erróneas que la llevan hasta allí, sin darse cuenta de que su futuro, realmente, está en sus manos, y que las decisiones no las toma el destino por ella, sino que en su mano está realizar sus sueños.
Como he dicho anteriormente, los libros son mágicos porque nos permiten crear nuestras propias interpretaciones, y así lo he hecho yo con este. Y es que, ¿acaso no es nuestra vida así? A veces (muy a menudo) tengo la sensación de que ignoramos que tenemos en nuestras manos la capacidad para ser felices, pero casi siempre dejamos escapar las oportunidades porque nos da miedo afrontar cambios, porque es más fácil someternos a lo que ya conocemos. Lo malo es que la vida no es como nos la han contado, y es una gran mentira que los sentimientos no se pueden controlar. Sí que se pueden controlar, modificar, someter, reprimir. No tenemos más que pensar en todos los momentos que hemos dejado pasar, todos los abrazos que no hemos llegado a dar, las palabras que jamás dejamos salir, las lágrimas que nadie vio nunca. El problema es que eso es lo que nos hace ser más inseguros y menos felices, controlar nuestros sentimientos, es lo que nos desgasta por dentro. El mismo hecho de saber que el destino no lo controla nadie ni nada por nosotros, somos nosotros los que construimos nuestro futuro, los que sentamos las bases de nuestra existencia; pero nos cohibe el miedo, nos aterra ser felices, por paradójico que suene. El ser humano es inseguro por naturaleza.

Nuestra vida, en algunos momentos, es como la de esa chica que tomó mal sus decisiones y pensó que no había marcha atrás, sin darse cuenta de que la vida, ya de por sí, nos regala un amplio abanico de oportunidades.

viernes, 30 de julio de 2010

Sé que hace mucho tiempo que no escribo... muy mal por mi parte, aunque supongo que será porque no he tenido nada interesante que contar o he estado demasiado relajada. Hace un tiempo pensé que debía hablar sobre mi evolución personal durante el trascurso de este año, pues hemos de recordar mi primera entrada, que explicaba cuál era el fin de este blog. Pero como todo en la vida que se planea con antelación suele enredarse y seguir un camino natural que poco tiene que ver con el establecido, y a mi ni me apetece ser pesada contando todo lo que me ha aportado este año, ni tampoco creo que haga falta por cómo se han ido desarrollando las entradas.
Así que con este breve inciso, había pensado en escribir el fragmento de un libro que me prestó una amiga y que dicta así:

"- Según Platón, al principio de la creación, los hombres y las mujeres no eran como son hoy; había sólo un ser, que era bajo, con un cuerpo y un cuello, pero cuya cabeza tenía dos caras, cada una mirando en una dirección. Era como si dos criaturas estuviesen pegadas por la espalda, con dos sexos opuestos, cuatro piernas, cuatro brazos.
Los dioses griegos, sin embargo, eran celosos, y vieron que una criatura que tenía cuatro brazos trabajaba más, dos caras opuestas estaban siempre vigilantes y no podían ser atacadas a traición, cuatro piernas no exigían tanto esfuerzo para permanecer de pie o andar durante largos períodos. Y lo que era más peligroso: la criatura tenía dos sexos diferentes, no necesitaba de nadie más para seguir reproduciéndose en la tierra.
Entonces, dijo Zeus, el supremo señor del Olimpo: "Tengo un plan para hacer que estos mortales pierdan su fuerza".
Y, con un rayo, partió a la criatura en dos, y así creó al hombre y a la mujer. Eso aumentó mucho la población del mundo, y al mismo tiempo desorientó y debilitó a los que en él habitaban, porque ahora tenían que buscar su parte perdida, abrazarla de nuevo, y en ese abrazo recuperar la antigua fuerza, la capacidad de evitar la traición, la resistencia para andar largos períodos y soportar el trabajo agotador. A ese abrazo donde los dos cuerpos se confunden de nuevo en uno lo llamamos sexo."

Paulo Coelho. Once minutos.

viernes, 18 de junio de 2010

Amin Maalouf

No debería estar aquí. En plenos exámenes debería guardar el ordenador bajo llave y no cogerlo hasta el dos de julio, pero había algo que quería comentar y no podía aguantarme las ganas.
Partiré de una de mis últimas entradas, "los límites del conocimiento", donde comentaba que había cosas que habían despertado en mí un interés y una preocupación que estaban muertas. Pues bien, me refería concretamente a un libro, "Identidades asesinas", de Amin Maalouf, que casualmente fue nombrado la semana pasada Premio Príncipe de Asturias por, decían en el telediario, "crear puentes entre las culturas". Y nada podría describir mejor a este autor.
Yo, para ser sinceros, solo he leído ese libro, no puedo presumir de conocer toda su biografía y he de decir que llegó a mis manos por pura casualidad, por exigencia de mi profesor de "Comunicación intercultural". Sin embargo, tengo que decir que me alegro que de una u otra forma haya sido así pues, como ya he mencionado, este libro ha despertado en mí algo que no existía; algo tan increíble como la fe en el cambio. Y desde mi más humilde posición propongo que se enseñen estos libros en las escuelas; que se transmitan estos valores en las casas, pues la forma de pensar y los ideales que se defienden deben estar sustentados por fuertes pilares que sean difíciles de romper, y no hay mejor forma de conseguirlo que partiendo del conocimiento acerca de lo que queramos defender y, sobre todo, contra qué lo queremos defender, que también es muy importante.

Haré un breve resumen sobre qué podemos encontrar en este libro para comprender un poco mejor de qué trata:

Nuestro autor comienza explicando que nació en Líbano, pero habita en Francia desde hace muchos años. Comparte, por tanto, diferentes lenguas y culturas. Sin embargo, cuando sus amigos le preguntan que qué se siente más, francés o libanés, Malouf les explica que ni una cosa ni otra, ambas por igual, porque su identidad no está formada por su procedencia o su lengua, sino por miles de cosas que comparte con otras millones de personas, pero que en su conjunto le hacen un ser único. Y cuando termina de explicar todo esto le preguntan, "vale, pero entre tú y yo, ¿qué te sientes más, francés o libanés?".

Por lo general, Malouf realiza una crítica sobre la equívoca idea de identidad que mantenemos y explica que, cuando una minoría se siente humillada, la identidad se exalta: la mayoría de los genocidios basados en cuestiones de identidad no se explican mediante la locura.
Por ello, el libro de Malouf reivindica la necesidad de educarnos en un nuevo concepto de identidad, en la que a nadie se le obligue a elegir una identidad concreta porque ésta es algo compuesto. De lo contrario, estaremos creando ejércitos de asesinos.
Maalouf intenta explicar los problemas que existen entre Occidente y Oriente, cuestiones relacionadas con el islam, cuestiones acerca de la globalización o la necesidad de conocer otras lenguas como forma de comprender a otras culturas. La idea de Malouf es que no nos sintamos andaluces o españoles, sino que nos sintamos "habitantes del mundo" y comprendamos que es más lo que nos une que lo que nos separa.

Por supuesto, Maalouf profundiza muchísimo sobre cuál es el concepto de identidad que tenemos hoy en día y qué es lo que puede hacer a las personas matar por ella.

Por otra parte, he de señalar que no es un libro fácil que podamos leer en un día mientras estamos en el salón viendo la televisión, pues está plagado de ideas y sentimientos muy complejos que merecen la pena ser estudiados atentamente. Yo, personalmente, tuve que leer el libro un par de veces para comprenderlo con mayor profundidad pero, sinceramente , me mereció la pena.

No reivindica un cambio inmediato, ni propone metas fáciles de alcanzar, incluso en algunas ocasiones parecen ideas totalmente utópicas pero, como dice nuestro autor, ¿acaso no parecía imposible la igualdad entre los hombres y las mujeres?, ¿no era inconcebible la abolición de la esclavitud? ¡Claro que cuando algo se presenta como nuevo es difícil de lograr!, pero si no apostamos por ello y empezamos a cambiar podemos estar seguros de que las atrocidades que se cometen seguirán llevándose a cabo. La Humanidad ha conseguido maravillas con la lucha incesante, con la creencia de que es posible conseguirlo, ¿por qué no iba a ser con esto igual?

Por todo esto, recomiendo que se lea este libro como método para abrir nuestros horizontes, para recuperar esa convicción de que se puede conseguir "algo mejor", tan en desuso en estos últimos tiempos, en los que el optimismo parece haber quedado a un lado.
Pero, no señores, no es imposible conseguir renovar el mundo.



lunes, 24 de mayo de 2010

Es curioso cómo las palabras consiguen cambiar nuestro estado de ánimo, provocando llantos y sonrisas, ira y tranquilidad. Cómo por callar palabras sentimos un increible desasosiego que nos atormenta, pero aprendemos a controlarlo, a callar siempre, a no discutir, por pereza tal vez, por tener un poquito de paz, pero todas esas palabras se van acumulando en algún rincon de nuestro ser.
Palabras metidas en una habitación cerrada a cal y canto, donde nada puede salir, pero tiene una pequeña rendija por la cual no dejan de entrar más y más cosas, nuestras propias palabras no expresadas públicamente y las de los demás, sí expresadas, y que duelen como malditos puñales. Pero al final todas esas montañas de palabras saturan la habitación y la puerta empieza a ceder... primero se oye un pequeño crac...luego un qqjjjrac... hasta que finalmente se oye el estruendo final que aplasta a aquel que esté en las inmediaciones de la habitación.
Quien dijo que las palabras se las lleva el viento era tan sabio como ignorante, pues, al igual que se las lleva, el viento puede cambiar de sentido y darte una bofetada en la cara, y lo más gracioso de todo esto, es que a veces ni siquiera te dan en la cara tus propias palabras (lo cual no es tan malo, ya que si dices algo, aprende a vivir con las consecuencias), sino que te pegan el manotazo las palabras de algún ser que habita en tu mismo entorno......au!!

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jueves, 20 de mayo de 2010

El error es vivir esperando...

Nunca me he considerado una persona rencorosa, pero hay cosas sensaciones, situaciones... que no se olvidan. Son hechos que, aislados, pueden carecer de gran importancia, que simplemente son baches, pero que, sin embargo, son nuestros grandes maestros, ellos te endurecen o te ablandan.
Hace poco alguien me dijo que había cambiado, pregunté porqué y no supo que contestarme, su conclusión fue, que, tal vez, simplemente había cambiado su percepción sobre mí. Esto me dió que pensar, me sigo considerando más o menos la misma persona pero si vuelvo la vista hacia atrás (y tampoco he de retroceder tanto...) me doy cuenta de cuanta razón tiene.
En este último año he aprendido mucho. No puedo decir que haya tenido una mala experiencia que me haya hecho endurecerme (sólo los típicos altibajos que puede tener cualquier persona), pero sí he conocido a mucha gente: personas que no había visto en mi vida, otras de las que no me había percatado e incluso gente que siempre estuvo ahí. Creo que de todos vosotros he aprendido algo, tal vez por conversaciones, tal vez por hechos, tal vez por ser simplemente como sois, cada uno tiene su visión del mundo, y cada uno me ha hecho ver las cosas de distintas maneras para poder llegar a verlas de la mía propia.
Por el camino he perdido cantidad de cosas, no materiales, se ha ido la confianza que en algún momento hubo. Pero también he ganado, me habéis enseñado.
He aprendido que todo el mundo miente y que, como aquel que dice, no es oro todo lo que reluce. He escuchado tantas versiones de una misma historia que hasta me dan pena los protagonistas. He descubierto que la basura existe y que los basureros no se preocupan por las ratas. He comprobado la velocidad del sonido gracias al "de boca en boca". He decepcionado, estoy segura, y me han decepcionado, por descontado. He llegado a un límite y he dado la vuelta, ahora soy yo, ayer, y mañana. No hay más remedio que aceptar las cosas tal como vienen, no queda otra que dejarlas estar...no, prefiero ponerme a prueba, gracias. He dejado de creer en muchas cosas, pero siempre está la excepción que confirma la regla...
Aunque también he aprendido que toda experiencia merece la pena, que hay conversaciones que enamoran, que fascinan, aunque sean de la mayor estupidez del mundo, a ver quien suelta la burrada más grande, largos paseos, fotos, canciones y más canciones, textos y más textos, minimalismo.....
Y lo que me queda....porque hay gente a la que echo de menos y gente a la que no... y porque otras veces, lo que echo de menos, son las sensaciones.


y la solución... vivir sintiendo.

martes, 18 de mayo de 2010

Cristal opaco.

Mi luz será tu luz.
Mi vida, fiel servidora de tu grandeza,
tu autoestima y tus deseos.
Condenada a la eterna incapacidad para dejar de quererte,
para pensar que mi felicidad acaso
 vale algo más que la tuya.
Tu vida, tan grande e importante,
incomparable a las demás.
Tus lágrimas de cristal,
tan delicadas. Las recojo una a una,
las busco en el inmenso espacio.
¿Me ves?
Imposible, todo lo que es más importante que yo
te refugia de mí. Estás ciega.
Arráncame el corazón sin piedad,
penetra en mi piel como cuchillas afiladas
y siénteme. Siente que yo también sangro
y no tengas miedo,
el daño físico es lo que menos importa
y si esto te sirve
mi sufrimiento tendrá recompensa.
Egoísta.

sábado, 15 de mayo de 2010

Aristóteles y la juventud.

Los jóvenes son propensos a desear y a hacer lo que desean. En cuanto a los deseos del cuerpo son especialmente inclinados a los sexuales e incapaces de dominarlos, aunque también son inconstantes y dados a aburrirse de sus deseos; desean vehementemente pero se les pasa rápidamente […]. Son temperamentales, vehementes e inclinados a la ira, y se dejan dominar por sus impulsos, pues por su pundonor no soportan sentirse menospreciados, sino que se irritan si creen que sufren un trato injusto. Son deseosos de prestigio, pero lo son más de ganar, pues la juventud desea ardientemente la superioridad. En cambio ambas cosas son más importantes que el deseo de dinero… porque no han experimentado aún lo que significa su falta… No tienen mal natural, sino bueno, porque aún no han conocido muchas perversidades. Son confiados porque aún no les han engañado muchas veces, y esperanzados, porque tienen un calor natural, semejante al que sienten los borrachos, además de porque aún no les han engañado muchas veces. La mayor parte de su vida está llena de esperanza, porque la esperanza se refiere al porvenir, y el recuerdo, al pasado, y para los jóvenes el futuro es largo, y el pasado corto […]. También son engañadizos, por lo dicho, porque se esperanzan con facilidad, y más valerosos, porque son impulsivos y llenos de esperanza: lo primero les quita el miedo, lo segundo les da ánimos… Son vergonzosos… y magnánimos, pues aún no se han visto humillados por la vida… Prefieren realizar acciones hermosas mejor que provechosas, pues viven más de acuerdo a su modo de ser que con el cálculo… Son más amigos de sus amigos y de sus compañeros que los de las demás edades porque disfrutan de vivir en compañía y aún no eligen nada de acuerdo con el provecho, y en consecuencia, tampoco a los amigos. Todos sus errores son por exceso e impetuosidad: aman en exceso, odian en exceso… Creen saberlo todo y están absolutamente seguros… Cometen agravios por injuriar, no por hacer daño. Son compasivos, porque suponen a todo el mundo noble y mejor de lo que es, pues miden al prójimo por el rasero de su propia inocencia… Son propensos a reír y por ello también bromistas, pues la broma es una insolencia atemperada por la buena educación. Así es, pues, el modo de ser de los jóvenes.

Retórica, Libro II, Capítulo XII.

martes, 4 de mayo de 2010

[...] "Así como en los parlamentos el debate vivo ha sido sustituido por secos informes, leídos o semiaprendidos, desprovistos de dramatismo, las informaciones transmitidas por las ondas a la distancia, escuetas y desaliñadas, procuran actuar sobre las mentes a la manera de martillazos, que clavan un contenido sin dar espacio al análisis reflexivo".

Francisco Ayala. La retórica del periodismo.

viernes, 23 de abril de 2010

11-S

La felicidad no es una forma de existir, la felicidad solo es un cúmulo de momentos efímeros que ocurren por pura casualidad.

Una sonrisa, la certeza de que no te has equivocado, la seguridad que te da esa luz que nunca se apaga, el cariño de un abrazo, la fe en uno mismo, el deseo de progresar, la seguridad de una amistad, cumplir un sueño, controlar un sentimiento, la asimilación, el respeto. Aceptarse a uno mismo. Tenerte.

Mentí, te necesito, no te vayas.

¿Existe la posibilidad de alzarse? ¿Sujetarás mi mano cuando lo necesite? Perdiste el rumbo de tus pies. ¿Algún día me prestarás la bombilla que yo misma te regalé?

lunes, 12 de abril de 2010

Entre falsetes y silencios...

A veces me da por pensar que vivimos sobre un pentagrama musical. Presos en una red de cinco líneas presidida por la clave de todos nuestros actos; la luz del día. Más allá sostenidos en o entre líneas y símbolos (estúpidos humanos, aplicado a la vida) que alteran el tono, aumentan o reducen el intervalo y crean armonías asonantes. O rimas desquiciantes.

Así que ojo, se ha dicho. Atentos a las semicorcheas en forma de tren desbocado terminando en tresillo. Toda obra tiene su parte complicada; como la vida de cada uno, vaya. Pero la amplia ligadura que enlaza primera y segunda frase, el antes y el después, el hoy y el mañana, no se puede romper. Perdería la canción coherencia, expresión.... Ritardando provocado, en lenguaje musical y Parón y media vuelta se dice en la calle.




Pero han ido a dar con la más tonta. Me han elegido a mí para interpretar la propia sinfonía de mi vida, o de la nuestra; no he pensado enfoque todavía. Lo que sí sé es que no será nada lento. Más bien un moderato con fines de semana en swing. Síncopas de ponche con cola y platillazos cerrando compás. Una locura: timbales, viento madera retumbando, xilófonos valientes, cajas, bombos. Y de repente el dulce solo del niño. Paz, tranquilidad: dos días, a lo sumo tres. El arco del contrabajo en ataque de histeria, la tuba afónica con ganas de revancha, cuatro gotas de arpa, tambores, triángulo, redoble… y A Tempo.


Y la vida, como el baile, cuestión de agarrar el ritmo.

lunes, 29 de marzo de 2010

Pero...dame una idea anda..

¡Ah!. ¡Ya sé!. Voy a escribir sobre los prejuicios que, si no me equivoco son algo que consiste en pre-juzgar. Y lo llamo algo por llamarlo de alguna manera. Porque tenerlos los hemos tenido todo el mundo. A decir verdad pocos quedan en la vida (qué filosófico está quedando esto…) que esperen a opinar hasta conocer las entrañas del otro. Sí, el otro. El otro que es tal, que es cual; porque fíjate que pintas; porque si es tonto es tonto, qué le vamos a hacer; ¿es que no te miras al espejo? Pues eso, los prejuicios son lo peor que se ha inventado en la historia de la humanidad. Voy a aplicarme el cuento.




Porque en el fondo a mí me gusta inventarme las historias de la gente que no he visto en mi vida, pero sólo por aburrimiento con su entretenimiento para saciar: “Mira, ese de ahí tiene 29 años, estudió geografía pero le fue mal, se puso a trabajar de fontanero y ahora es dueño de una multinacional de alto standing.” Y cómo camina sé de su vida, poco más. Así que ya ves, los prejuicios también tienen su morbo. El problema viene luego, cuando esa morbosidad se convierte en comentarios abismalmente despectivos que, a los apóstoles y a los santos pido, jamás escuche sobre mi persona, gracias. O amén.






Por mi culpa, por mi culpa; por mi gran culpa.

domingo, 28 de marzo de 2010

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

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Navegando por internet he encontrado este poema cuya creación se le atribuye a Borges, sin embargo, parece tratarse de un error ya que no pertenece a él. Supongo que empezaría a expandirse la equivocación y así se ha quedado.
Si os interesa os dejo el link donde he encontrado la información, aunque no sea demasiado reveladora.


http://www.rompecadenas.com.ar/instantes.htm

martes, 23 de marzo de 2010

Apareces y desapareces a tu antojo, sin dar explicaciones, disfrazada de razones que a veces son sostenibles, pero que otras tantas son incomprensibles. Me gritas tanto que me haces querer correr y esconderme en algún lugar donde no puedas encontrarme, pero siempre lo consigues y llenas mi corazón de desesperanza, me sucumbes para que acabe aceptando tu insoportable compañía.
En otras ocasiones no dices ni una sola palabra, tu expresión actúa sobre mi piel como cuchillas afiladas. Me miras con ojos inexpresivos, impenetrables, imposibles de descifrar. No aguanto la insoportable levedad de tu ser.
Te satisface verme rendida a tus pies, pero yo se que no es eso lo que más ansías, no quieres que suplique que me dejes de ahogar, prefieres que esté sometida a tí, sin posibilidad de merecer otra cosa.
Sin embargo, no existe la perfección y tú no acabas de ser perfecta. Algo tiene que llamar tu atención, porque cuando he perdido la noción del tiempo y ya ni recuerdo por qué estoy en esa situación, levanto la mirada y tú no sigues ahí. En tu lugar una mano roza la punta de mis dedos y me invita a mirar a la cegante luz del sol.
Lo siento, nunca conté con que fuéramos amigas, soledad.

sábado, 6 de marzo de 2010

¡Conjugue el verbo disfrutar!

En días como los de hoy, llueve, llueve, llueve...pero saldrá el sol, ¿no? Eso al fin y al cabo es lo que todos deseamos, ver la luz. Salimos de sentimientos oscuros, vanos y quizás hipócretas, ellos mismos nos engañan, con historias mal avenidas, nos impiden ver la luminosidad de nuestros pensamientos más deseados, de lograr esa estabilidad emocional, que con el paso del tiempo...el tiempo...que dicen pone todo en su sitio, y hoy, ahora puedo afirmar, que gran verdad es, y por lo tanto, caminamos, hacia esa luz tan brillante y espléndida que nos traerá grandes y mejores pensamientos y aptitudes, sentimientos con los que enfrentarnos a...a la vida, quitemonos esas gafas de sol oscuras con las que nos ocultamos, y abramos los ojos, miremos al cielo, cerremos los ojos y pensemos en ese día soleado con la brisa acariándonos el rostro, respiremos hondo y soltemos aire lentamente...y sin esfuerzo alguno, dibujaremos una sonrisa en nuestros labios, celebrando ese bienestar interior, descolchemos la botella de champán y bebamosla toda, toda, sorbito a sorbito, saboreando cada trago, cada gota y dejemos de buscar ese tapón con el que pretendemos ser perfectamente elocuentes y perfectos, dejemos salir esa espuma y brindemos, estamos aquí para algo ¿no?, a por ello, señores.



Y a deshora sale un sol alumbrado una esquina y alegrándome el día...


viernes, 26 de febrero de 2010

Arriesgar, tan fácil como eso, o ¿no?...



Pares o nones. Piedra, papel o tijera. Lanzar un dado al aire. Elige: ¿izquierda o derecha?

A veces no resulta todo tan fácil como un juego pero sí que se persigue el mismo objetivo: la meta. Ganar con tu apuesta. Que el papel envuelva la piedra todopoderosa que se carga a las tijeras que nos daban en el cole para recortar cartulina; una desfachatez de tijeras a prueba de subnormales (el que consiguiera cortar por el borde merece extenso reconocimiento). Los dados que se empeñan en 'trucarse' con tal de joderle a uno la suerte que le brinda el cubilete. Y cuando te dan dos manos a elegir siempre te decantas por el malo; o el menos bueno, siendo optimistas.

A veces la vida se resume a eso: juegos de niños. ¿Qué sería de nosotros sin la avaricia y el temor a perder? Porque eso es lo único que incrementa las ganas de jugar: perder; perderlo todo. Bancarrota, o quiebra, que le llaman ahora.

El problema es que quien no apuesta no gana y únicamente el afán del gran panel con exquisito bote acumulado para ganar es lo que nos hace tragar saliva y decidirnos a lanzar los dados, casi con ganas de que todo se lo lleve el viento...

Yo lo tengo claro. El trepidante juego infantil en el que se ha convertido mi día a día no permite bajas por depresión. Se parece a Jumanji pero sin peligro de muerte. No saldrá una jungla de un tablero pero sí estás obligado a jugar. Y como en una buena película de domingo por la tarde, sabes que acabarás ganando. ¿Se imaginan que Jumanji se tragara para siempre a los protagonistas? ¿Qué gracia tiene eso?

Los juegos de niños son, entonces, sólo metáfora. Y a veces ni siquiera pueden jugar los niños. Casinos, ruletas; todo al rojo. Si se gana, se gana. Y si no, también. Ahí está el verdadero secreto de los grandes divertimentos: incluso aquel que pierde está contento de tener con quién jugar.