Si lo pensais, estareis conmigo de acuerdo en que los medios de comunicación representan uno de los principales poderes que existen hoy en día. ¿Por qué? Porque crean una realidad que nos engloba a todos y de la cual difícilmente podemos escapar. Y es lógico, porque cuando un medio difunde una noticia, tenemos que pensar que ese acontecimiento ha sido elegido entre otros muchos, por su relevancia o el interés que pueda crear, sea lo que sea; y después, para convertir el acontecimiento en noticia, se trabaja con la información; seleccionándola, recortándola, matizándola y exponiéndola. Por tanto, nuestro conocimiento acerca del mundo está basado en aquello que nos quieren mostrar, que puede asemejarse más o menos a la realidad. Este es un tema del que podríamos hablar párrafos y párrafos, porque realmente es increíble lo que podríamos extraer con tan solo pararnos a pensarlo. Pero no es en lo que me quiero centrar, así que seguiremos dando pinceladas para abrir nuestra imaginación.
Por otra parte, centrándonos en los medios visuales, podemos decir que nos encontramos ante un fenómeno que rompe con las relaciones sociales y modifica nuestros comportamientos. En primer lugar, rompe con las relaciones sociales porque nos pasamos horas delante del televisor, escuchando hablar a personas ajenas a nosotros con las que nos identificamos pero las que no conocen de nuestra existencia, y deseamos conocerlas aunque ellas a nosotros no. Mientras, dejamos a un lado las relaciones reales, las conversaciones reales, el contacto real, pues observamos imágenes virtuales en el salón sin pronunciar una palabra con las personas reales que nos acompañan.
En segundo lugar, a mí se me ocurre que modifican nuestro comportamiento en el mismo instante en el que aguantamos 20 minutos sin ir al servicio esperando a que lleguen los "anuncios".
Además de todo esto y volviendo al tema de que constituye un gran poder, quisiera señalar la importancia que tienen los medios en cuanto a la lengua. Todos, y especialmente los niños, pasamos horas y horas delante de un televisor, leemos el periódico y navegamos por internet, construyendo nuestra gramática... ¡Nuestra forma de expresarnos de forma escrita y oral!. Por tanto, los medios se convierten en nuestros maestros de lengua y poco se puede hacer para evitar los "piezazos", porque se extienden rápidamente y ya puede decir la RAE misa, que la norma consuetudinaria (lo que se hace normal entre los hablantes) no hay Dios que vaya contra ella. Así que nos encontramos de frente con unos cuantos incompetentes que se creen "muy cultos" inventando expresiones que no tienen sentido o son agramaticales, tales como "por tanto, decir que..." o "tema a tratar". Y todos salimos perjudicados.
Con todo esto, quiero decir que los medios y los periodistas tienen una gran responsabilidad con la sociedad, en todos los aspectos, y este debe y es uno de los principios del periodismo.
Y aunque yo no soy periodista aún ni tampoco la RAE y me equivoco también, como creo que lo que digo tiene una base sólida y todos podemos ayudar, para quien no lo sepa o le interese comentaré a continuación una de las expresiones que más oimos hoy en día: "violencia de género".
Tenemos que empezar explicando que hoy en día nuestra lengua se considera sexista. ¿Por qué?
- Porque descubrimos que la forma masculina en muchas ocasiones sirve para designar tanto a lo masculino como a lo femenino, pero no al contrario, la femenina para designar al femenino y masculino.
- Porque aún es problemático el uso de femeninos para nuevas profesiones, tales como "la médica", ya que antiguamente muchos nombres de profesiones en femenino designaban a "la mujer de". Por eso, muchas profesionales consideran más prestigioso el uso del masculino, aunque poco a poco va cambiando la tendencia gracias a la "transparencia semántica", que también nos lleva a equivocaciones tales como "miembros y miembras".
- Porque muchos femeninos poseen carácter peyorativo, tales como lagarta, zorra o verdulera.
Sin embargo, estas críticas y argumentos están basados en una confusión entre sexo y género, que pertenecen a distintos planos: el de la realidad y el de la gramática. Por eso, para contrarrestar esos argumentos, tenemos que saber que no existe un paralelismo estricto entre cultura y lengua, por lo que no es necesario que la lengua refleje en todos los casos las novedades socioculturales. Y que no hay correlación necesaria entre sexo y morfología de la lengua (como ocurre con los sustantivos inanimados, que pueden ser masculinos o femeninos por etimología, por ejemplo).
Con estas bases más o menos para centrarnos, podemos decir que el origen de la confusión entre los términos género y sexo puede encontrarse en la Conferencia Mundial sobre la Mujer. En la documentación que se tradujo del inglés al español, la palabra "gender" se vertió al español como "género" en sintagmas como "violencia de género". Quizá la razón por la que se tradujo como "género" y no como "sexo" se deba a que esta expresión es una traducción directa del inglés, lengua que rechaza la palabra "sex" por pudor. Pero en nuestra lengua "violencia sexista" no tiene connotaciones impúdicas, por lo que sí se puede utilizar y ayudaría a diferenciar entre "sexo" y "género", que tantos problemas da.
Por tanto, la RAE pide que se empleen otras expresiones como violencia contra la mujer, según quien sea y la situación del referente, puesto que la otra manera es una mala traducción y nos hace olvidar que, ¡las palabras tienen género y no sexo y los seres vivos tienen sexo y no género!.
Con esto concluyo, que no soy gramática y tampoco quiero ponerme "pesá", advirtiendo que existe la posibilidad de que alguna expresión en este texto esté mal, ¡que yo también veo la televisión y leo el periódico!
Por otra parte, centrándonos en los medios visuales, podemos decir que nos encontramos ante un fenómeno que rompe con las relaciones sociales y modifica nuestros comportamientos. En primer lugar, rompe con las relaciones sociales porque nos pasamos horas delante del televisor, escuchando hablar a personas ajenas a nosotros con las que nos identificamos pero las que no conocen de nuestra existencia, y deseamos conocerlas aunque ellas a nosotros no. Mientras, dejamos a un lado las relaciones reales, las conversaciones reales, el contacto real, pues observamos imágenes virtuales en el salón sin pronunciar una palabra con las personas reales que nos acompañan.
En segundo lugar, a mí se me ocurre que modifican nuestro comportamiento en el mismo instante en el que aguantamos 20 minutos sin ir al servicio esperando a que lleguen los "anuncios".
Además de todo esto y volviendo al tema de que constituye un gran poder, quisiera señalar la importancia que tienen los medios en cuanto a la lengua. Todos, y especialmente los niños, pasamos horas y horas delante de un televisor, leemos el periódico y navegamos por internet, construyendo nuestra gramática... ¡Nuestra forma de expresarnos de forma escrita y oral!. Por tanto, los medios se convierten en nuestros maestros de lengua y poco se puede hacer para evitar los "piezazos", porque se extienden rápidamente y ya puede decir la RAE misa, que la norma consuetudinaria (lo que se hace normal entre los hablantes) no hay Dios que vaya contra ella. Así que nos encontramos de frente con unos cuantos incompetentes que se creen "muy cultos" inventando expresiones que no tienen sentido o son agramaticales, tales como "por tanto, decir que..." o "tema a tratar". Y todos salimos perjudicados.
Con todo esto, quiero decir que los medios y los periodistas tienen una gran responsabilidad con la sociedad, en todos los aspectos, y este debe y es uno de los principios del periodismo.
Y aunque yo no soy periodista aún ni tampoco la RAE y me equivoco también, como creo que lo que digo tiene una base sólida y todos podemos ayudar, para quien no lo sepa o le interese comentaré a continuación una de las expresiones que más oimos hoy en día: "violencia de género".
Tenemos que empezar explicando que hoy en día nuestra lengua se considera sexista. ¿Por qué?
- Porque descubrimos que la forma masculina en muchas ocasiones sirve para designar tanto a lo masculino como a lo femenino, pero no al contrario, la femenina para designar al femenino y masculino.
- Porque aún es problemático el uso de femeninos para nuevas profesiones, tales como "la médica", ya que antiguamente muchos nombres de profesiones en femenino designaban a "la mujer de". Por eso, muchas profesionales consideran más prestigioso el uso del masculino, aunque poco a poco va cambiando la tendencia gracias a la "transparencia semántica", que también nos lleva a equivocaciones tales como "miembros y miembras".
- Porque muchos femeninos poseen carácter peyorativo, tales como lagarta, zorra o verdulera.
Sin embargo, estas críticas y argumentos están basados en una confusión entre sexo y género, que pertenecen a distintos planos: el de la realidad y el de la gramática. Por eso, para contrarrestar esos argumentos, tenemos que saber que no existe un paralelismo estricto entre cultura y lengua, por lo que no es necesario que la lengua refleje en todos los casos las novedades socioculturales. Y que no hay correlación necesaria entre sexo y morfología de la lengua (como ocurre con los sustantivos inanimados, que pueden ser masculinos o femeninos por etimología, por ejemplo).
Con estas bases más o menos para centrarnos, podemos decir que el origen de la confusión entre los términos género y sexo puede encontrarse en la Conferencia Mundial sobre la Mujer. En la documentación que se tradujo del inglés al español, la palabra "gender" se vertió al español como "género" en sintagmas como "violencia de género". Quizá la razón por la que se tradujo como "género" y no como "sexo" se deba a que esta expresión es una traducción directa del inglés, lengua que rechaza la palabra "sex" por pudor. Pero en nuestra lengua "violencia sexista" no tiene connotaciones impúdicas, por lo que sí se puede utilizar y ayudaría a diferenciar entre "sexo" y "género", que tantos problemas da.
Por tanto, la RAE pide que se empleen otras expresiones como violencia contra la mujer, según quien sea y la situación del referente, puesto que la otra manera es una mala traducción y nos hace olvidar que, ¡las palabras tienen género y no sexo y los seres vivos tienen sexo y no género!.
Con esto concluyo, que no soy gramática y tampoco quiero ponerme "pesá", advirtiendo que existe la posibilidad de que alguna expresión en este texto esté mal, ¡que yo también veo la televisión y leo el periódico!